En el vibrante escenario del Estadio Beira-Rio, la Selección Mexicana C logró lo que pocos esperaban: una victoria contundente ante el Inter de Porto Alegre, uno de los gigantes del fútbol brasileño. Con un equipo conformado por jugadores de la Liga MX, sin la presencia de los habituales titulares, México demostró que el futuro del fútbol tricolor puede ser brillante, siempre y cuando se le dé la oportunidad y el apoyo necesarios.
Este partido no fue solo un test de preparación para el Mundial 2026, sino un espejo donde se refleja el estado actual del fútbol mexicano. Los goles de Erik Lira y Jorge Ruvalcaba, ambos elementos jóvenes con hambre de demostrar su valía, no solo sellaron una victoria inesperada, sino que también pusieron en evidencia la calidad emergente que existe en nuestro país. Sin embargo, esta exhibición de talento también nos lleva a cuestionar por qué estos jugadores no han tenido más oportunidades antes.
El ambiente en Porto Alegre era hostil, con casi 50,000 aficionados locales apoyando fervientemente a su equipo. Pero, en lugar de amedrentarse, la Selección Mexicana se plantó con una solidez defensiva sorprendente y una eficiencia ofensiva que no se esperaba de un equipo alternativo. Aquí radica uno de los puntos críticos: la falta de apoyo de los clubes de la Liga MX hacia la selección. La negativa de varios equipos a ceder a sus jugadores para este partido evidencia una desconexión entre los intereses de los clubes y el bienestar del fútbol nacional.
La gira por Sudamérica, incluyendo este partido y el próximo contra River Plate, es una oportunidad de oro para medir el temple y la capacidad de adaptación de estos jóvenes a escenarios adversos. Pero, ¿se está aprovechando al máximo? La respuesta es incierta. Si bien la victoria ante Inter es digna de aplauso, también se debe reflexionar sobre la preparación y el desarrollo de estos jugadores. Muchos de ellos, como el debutante Gilberto Mora de tan solo 16 años, enfrentan un desafío monumental en su carrera, y el apoyo institucional puede marcar la diferencia entre un talento desperdiciado y una estrella consolidada.
El desempeño en este encuentro plantea preguntas sobre la estrategia de Javier “Vasco” Aguirre. Con la presión de dirigir a un equipo con miras al Mundial y sin la posibilidad de contar con sus figuras europeas, el técnico ha tenido que recurrir a la cantera local. Esta victoria puede ser vista como un mensaje positivo hacia el crecimiento de la selección desde las bases, pero también como una crítica a la falta de planificación a largo plazo dentro de la Federación Mexicana de Fútbol.
En conclusión, el triunfo sobre Inter de Porto Alegre es más que un simple resultado; es un faro de esperanza para el fútbol mexicano. Pero este rayo de luz solo brillará si se acompaña de un compromiso real hacia el desarrollo de los jóvenes talentos, una mayor colaboración entre clubes y selección, y una visión que vaya más allá de los ciclos mundiales. Hoy, México demostró que puede competir y ganar en Sudamérica con un equipo alterno, pero mañana, la pregunta es si estará preparado para hacerlo con lo mejor de su generación.