Romina Hinojosa, una talentosa ciclista mexicana, comenzó su camino en el ciclismo a los 13 años en Monterrey, específicamente en Central Bay Park. Desde pequeña, Romina siempre había sido una niña hiperactiva. Practicaba gimnasia, pero las circunstancias la llevaron a buscar un nuevo deporte. “A los 12 años, pasé por una crisis existencial sobre qué deporte hacer que me cansara”, comparte. Su padre, que practicaba ciclismo de montaña, le sugirió probarlo. Aunque al principio no le gustó y su madre era reacia a la idea, su terquedad la llevó a enamorarse del ciclismo. “Ahora me encanta y no me imagino mi vida sin él”, dice convencida. Agradece la oportunidad de viajar y explorar el mundo a través de su pasión.

La experiencia de Romina al competir en Monterrey no fue fácil al principio. “No fui mala, pero no me iba bien en las carreras, no tenía confianza en mí misma”, reflexiona. Sin embargo, todo cambió cuando conoció a su entrenadora Chely Arreola, quien le brindó la confianza que necesitaba y la motivación para sacar resultados importantes. “Desde entonces he trabajado mucho en cómo me veo y en las cosas que soy capaz de hacer”, explica. Gracias a la guía de Chely, Romina comenzó a desarrollar su autoconfianza y lograr un progreso significativo en su carrera.

Romina revela que entrenar en Monterrey presenta sus propios desafíos, especialmente debido al tráfico y la congestión. “Como en el mundo hay maneras de navegarlo”, añade, “cada quien decide si es capaz de seguir adelante a pesar de los obstáculos”. Aunque la carretera a la Huasteca, una de sus rutas favoritas, ya no está disponible, ella encuentra maneras de adaptarse. “Doy gracias a Dios por las personas que me llevan a estos lugares seguros para entrenar”, dice, demostrando que con determinación y apoyo, es posible encontrar soluciones. La de ella fue emigrar del país.

Su visión cambió durante una competencia en Aguascalientes en el 2020, en pleno Covid-19. “En ese momento decidí que no quería volver a competir en México”, confiesa. Romina sentía que era el momento de explorar nuevas oportunidades y aprender sobre el ciclismo en el extranjero. Encontró una universidad en Colorado que le ofreció una beca en ciclismo. “Fue un buen avance para mi carrera deportiva”, añade, destacando su crecimiento personal y profesional durante su tiempo en Estados Unidos.

Al competir en Europa esta temporada, Romina ha notado un nivel de competencia mucho más elevado en comparación con México. “Tener acceso a un nivel más alto eleva tus metas”, dice. A pesar de los desafíos, disfruta del aprendizaje constante y de la posibilidad de crecer como atleta. En su camino hacia el 2025, espera mejorar sus métricas de rendimiento y alcanzar su primera victoria UCI. Además, sueña con participar en eventos importantes como el Tour de Francia femenino y otras Clásicas.

Para los jóvenes ciclistas en Monterrey y México que buscan seguir sus pasos, Romina les aconseja ser coherentes con el estilo de vida de un atleta profesional. “Valoren su cuerpo y su mente, porque son su vehículo”, destaca. También agradece a su familia y a todos los que han apoyado su viaje, especialmente a su equipo AR Monex, que la llevó a Europa. “Gracias a todos, esto ha sido un viaje increíble lleno de aprendizajes”, concluye.

Finalmente, Romina desea transmitir su agradecimiento a quienes la apoyan en este camino. “Estoy muy feliz y en paz con donde estoy”, confiesa. Su deseo es que todos encuentren esa calma en sus vidas. “Espero seguir poniendo a México en alto, porque es un honor para mí ser mexicana”, dice con gratitud y determinación, lista para enfrentar nuevos retos en su carrera ciclista como corredora del prestigioso equipo europeo Lotto Ladies, con sede en Bélgica.