Los días de competencia directa por medallas han finalizado para México en los Juegos Olímpicos de París 2024. Lo que prometía ser una justa memorable para los atletas nacionales ha dejado un sabor agridulce. Con cinco medallas en el bolsillo —tres platas y dos bronces—, el país puede sentirse orgulloso, pero la sensación es innegable: pudimos haber logrado más. No se trata de un reclamo a los deportistas, quienes, con esfuerzo y dedicación, se enfrentaron a los mejores del mundo y trajeron a casa lo que pudieron, sino de una reflexión sobre el apoyo que, si hubiera sido más y mejor, quizás nos habría llevado a ver la bandera tricolor ondeando en lo más alto del podio en más ocasiones.

El caso de Carlos Sansores y Randall Willars, que pelearon sus preseas hasta el último segundo, o el de Alan Cleland, quien, a pesar de tener talento y puntuaciones superiores, quedó fuera por un formato de clasificación que no le permitió mostrar su verdadero potencial, son ejemplos claros de lo que pudo ser. Estos atletas no solo lucharon contra sus competidores, sino también contra una serie de obstáculos impuestos desde casa, en particular por la Comisión Nacional del Deporte (Conade), que, en lugar de apoyarlos, muchas veces terminó perjudicándolos.

No es un secreto que los conflictos dentro de la Conade han tenido un impacto negativo en nuestros deportistas. El enfrentamiento con la Federación Mexicana de Natación (FMN) es emblemático de este problema. La falta de apoyo a los atletas de deportes acuáticos, que se quedaron sin becas debido a las disputas internas y la desafiliación de la FMN por World Aquatics (WA), ha sido un golpe bajo. Estos atletas, quienes hicieron historia al clasificar a París 2024 después de 30 años sin representación en esta disciplina, se vieron obligados a entrenar y competir sin el respaldo económico que merecían.

El retiro de Ana Gabriela Guevara de París, alegando que “se han quedado cortos”, es irónico, considerando que, como titular de la Conade, ha sido parte del problema que ha limitado el desempeño de nuestros deportistas. La situación actual muestra que ser una buena atleta no garantiza ser una buena administradora del deporte. Con el nombre de Rommel Pacheco en el horizonte como posible sucesor de Guevara, el país espera que el nuevo titular de la Conade no solo evite la corrupción, sino que cumpla con lo básico de su función: reconocer y respetar el talento deportivo, fomentándolo con criterios objetivos y sin excluir a nadie.

La actuación de México en París 2024 fue mejor que en Tokio 2020, donde solo se consiguieron cuatro medallas de bronce. Pero no debemos conformarnos. Si queremos que nuestros atletas brillen con todo su potencial, necesitamos un cambio en la manera en que se les apoya. Porque si algo nos han enseñado estos Juegos es que, con el apoyo adecuado, México puede llegar mucho más lejos. Las medallas que obtuvimos son motivo de orgullo, pero también un recordatorio de que valen doble pues fueron esfuerzo de las y los deportistas, de sus familias, de la creatividad para vender productos ante la irresponsabilidad de la Conade así como la participación activa de empresas como Aeroméxico que asistieron con vuelos para quienes no pudieron pagarlos, en ese sentido, solo de pensar en el tiempo y dinero que se han gastado los mejores talentos deportivos en nuestro país vendiendo productos, promoviendo amparos y preocupándose por cómo subsistir en el día con día, pudieron haberlo dedicado a entrenar y mejorar sus prácticas, es una realidad que pudimos haber logrado más. Peor con un personaje como Ana Gabriela Guevara, que, de haber sido destituida a tiempo, nos pudo haber costado mucho menos. Al final, los contribuyentes preferirían mil veces que haya becas para deportistas a que la flamante titular de la Conade tuviera vida de lujos y excesos no sólo durante los Juegos Olímpicos de París 2024, sino durante toda su gestión.

Es hora de que se dejen de poner obstáculos a nuestros propios atletas y comencemos a darles el apoyo que realmente necesitan, igual señalando la injusticia y corrupción que exigiendo condiciones dignas para hacer deporte todos los días, no sólo cada 4 años. Solo así veremos ondear nuestra bandera en lo más alto del podio con mayor frecuencia en el futuro.