El fin de semana fuimos testigos de, quizás, la escena más dramática hasta el día de hoy de los Juegos Olímpicos de París 2024: la mejor jugadora de bádminton individual femenil del mundo y anterior medallista olímpica en la especialidad, Carolina Marín, sufrió una lesión grave de rodilla cuando dominaba ampliamente el partido de semifinales qué le daba, de haber terminado poco antes, la oportunidad de disputar nuevamente el oro olímpico, y en automático, la presea plateada.

Sus llantos y gritos de dolor se sumaron al de todo España y miles de millones de espectadores en todo el planeta. La competidora de China, He Bingjiao, que en la premiación en el podio mostró en todo momento un pin de España en honor a la atleta caída, Bingjiao pues a pesar de ir perdiendo accedió a la final colgándose, a la postre, la plata (el oro fue para Korea del sur y el bronce se lo colgó Indonesia).

Lo traumático del momento y de la lesión, que seguramente requerirá cirugía y larga rehabilitación (quizás incluso ya el retiro deportivo de la multicampeona española) ha hecho que las autoridades deportivas ibéricas hayan manifestado que solicitarán al COI que se entregue un cuarto bronce a Marín, siendo esto, para ser objetivos, prácticamente imposible, porque esa disciplina no da dos bronces, como si algunos deportes de contacto, como por ejemplo el box y el judo. El hacerlo abriría una suerte de caja de pandora, donde a la postre lloverían peticiones similares en próximos Juegos Olímpicos, aunque ojo, la española merecía el oro, pero vaya, en todos los deportes existen las lesiones, incluso en los peores momentos, los más inoportunos, como en este caso.

Lo que sí es más que plausible, incluso diría, de mínima justicia deportiva por parte del COI es que se le entregue a Carolina la medalla ‘Pierre de Coubertin’ al espíritu olímpico, esta presea, instituida en 1997 apenas, nombrada así en honor al Barón francés del mismo nombre y precursor principal de los Juegos Olímpicos de la era moderna, solo ha sido entregada a menos de medio centenar de personas ilustres relacionadas al deporte, como por ejemplo los legendarios presidentes del COI y de la FIFA, Juan Antonio Samaranch y Joao Havelange, respectivamente.

Un caso icónico de un acreedor a este premio fue el maratonista brasileño Vanderlei Lima, que a poco de llegar al estadio en la competición que cierra los Olímpicos cada cuatro años (Atenas 2004), fue atacado por un desquiciado, hecho que lo hizo perder tiempo y con ello la medalla de oro que ya era suya, logrando aún así el bronce para él y el país carioca. Su imagen entrando al estadio con una sonrisa y repartiendo besos y corazones con sus brazos, luego de levantarse ante semejante injusticia, hizo no sólo que el mundo entero se rindiera a sus pies, recibiendo después la citada aquí medalla ‘Pierre de Coubertin’, la cual seria, repito, un gran honor para la badmintonista española, que se sumaria a la selecta lista de acreedores a dicho reconocimiento, haciendo así, en todo caso, que la campeona Carolina Marín cierre su exitosísima carrera con algo más que un broche de oro.

Vanderlei Lima y Carolina Marín
Carolina Marín