Muchos DTs han venido al futbol mexicano del extranjero, desde el húngaro Arpàd Fekete (primero del que tengo memoria haber visto dirigir), hasta los dos Ricardos, Ferreti y LaVolpe, y un largo etcétera. Lamentablemente, muchos que no han venido a aportar nada. Dos (europeos en este caso) que han dejado su huella indeleble han sido el serbio Velibor Milurinovic, quien cambió para siempre la mentalidad del futbol nacional para siempre, y el holandèés, hoy fallecido, Leo Beenhackker, que hizo brillar como nadie nunca hasta ahora a un club nacional, aquel America de la primera mitad de la década de los 90s.
Equipos que marcaron a todo el mundillo del futbol mexicano y que no lograron ser campeones los hay, algunos emblemáticos, curiosamente con mucho mayor énfasis en esa misma década de los años 90; el América mismo de Leo Beenhakker pues muy por sobre los demás, y que ni a semifinales pudo llegar debido a la prepotencia de un entonces alto directivo que lo despidió en su mejor momento y por un motivo ridículo.
Otros campeones sin corona, que jugaron en la época ya citada: el mítico y mágico Toros Neza del Profesor Enrique Meza, Mohamed, Pablo Larios, Miguel Herrera y compañía, que inexplicable y frustadamente jugó una final de liga y una de copa y ambas las perdió, el Celaya de la temporada 95/96, con Emilio Butragueño como su gran estandarte, y que perdió en la última gran final de torneos largos contra el Necaxa, máximo ganador de títulos de esa década, al mando de don Manolo Lapuente, sin haber perdido, ya que Necaxa ganó empatando y fue campeón con el injusto criterio de un gol como visitante, mismo hecho que hizo que el reglamento de la liga cambiase y aparte con un remate fallido e inexplicable, a último minuto, por parte de la estrella madridista Butragueño, y por último, el icónico Atlas del 99, comandados por Ricardo Antonio La Volpe, con una generación dorada de mexicanos, que no sólo dejaron huella en Guadalajara y en la Liga MX, sino algunos también en el extranjero y en la selección nacional mexicana.
Todos recordamos esa serie de penales en Toluca, donde ganaron los diablos, único Club de esa década en no quedarse con el agridulce sello de ‘campeón sin corona’, como sí, y tristemente, los anteriores que ya mencionamos.
Hoy, el futbol mexicano está de luto por la partida del holandés Leo Beenhakker, que también, por cierto, hizo brillar en Europa al Real Madrid, y que nos vino a regalar al equipo más espectacular que al día de hoy haya participado en la Liga MX.