Alexa Moreno es alguien a quien admiro profundamente. Una verdadera gimnasta y una verdadera atleta mexicana. Con 29 años de edad, vuela por los aires en cada rutina, y nos ha llenado de enormes satisfacciones a muchos de nosotros.

Admiro mucho a Alexa porque se ha enfrentado al bullying de una manera magistral. No cabe duda de que el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano.

Ha inicios de su carrera y al despuntar las críticas y burlas fueron contra su cuerpo: que si era robusto, que estaba pasada de peso, que se veía mal, y un largo etcétera aterrador.

Todo eso llegó a oídos de Alexa quien se limitó a seguir entrenando para ser la gran atleta que hoy es.

“Mi mayor locura ha sido enfrentar mis miedos todos los días y aprender a superarlos” dijo.

Ya quisiera yo ver cómo todos esos “haters” tienen el valor de volar por los aires sin miedo.

Alexa en estas olimpiadas 2024 tuvo una fuerte caída del caballete.

Con todo el temple del mundo y sabiendo que sí o sí está dentro de las mejores del mundo sonrió como sabiendo que una artista como ella puede cometer un error y así con esa elegancia se puso de pie.

Su sonrisa que iluminó todo el espacio en donde ella se encontraba.

Esa sonrisa con la que ha enfrentado dolores, fracturas (clavícula) y lesiones en la rodilla la hacen ser para mí una ganadora.

En un mundo en donde todos los cuerpos de las mujeres tienen que contar con delgadez y no se diga las gimnastas, Alexa nos vino a demostrar que ella es más que un cuerpo. Es mente, corazón y actitud.

Eso es lo que la hace una grandísima deportista.

Cualquier otra atleta sin su nivel de inteligencia emocional hubiese llorado cosa que está bien y es válida, o se hubiese enojado.

Ella sabe que lo intentó pero que algo pasa en la gimnastas que es tal la presión que es cuando viene un especie de black out o lo que llaman las gimnastas “Twisties” que es un especie de apagón mental en donde pierden concentración y ritmo.

Ya quisiera yo tener la fuerza para ponerme de pie así tan rápido como lo hizo Alexa y aún así sonreír, porque de las caídas te levantas y Alexa lo sabe perfectamente.

Para mí es ya una ganadora.

Simone Biles es una obra divina de Dios. Solo se dan una vez en la vida como con Nadia Comaneci.

Pero Simone más allá de regar medallas por donde pisa, ha dado una lección de lo que es o salud mental, al bajarse de la competencia en Tokio 2020.

Ella sabía muy bien que si no se encontraba bien emocionalmente podía ocurrir un accidente en su cuerpo.

Muchos la criticaron pero pienso que en aquel entonces sí que era un estigma hablar de la salud mental.

Era vergonzoso y era intimidante. Afortunadamente hoy se puede hablar más de ello con mayor libertad.

Simone habló de ello sin tapujos:

Priorizar la salud mental antes que nada y antes que todos.

Una gran enseñanza para el mundo también.

A pesar de haber sufrido acoso sexual por parte del médico del equipo en el 2021, y las cuestiones emocionales que la aquejaban, hoy ya hasta perdí la cuenta de cuantas medallas de oro trae ya colgando. Es la estrella del deporte sin duda alguna. Sin precedentes.

Lleva desde los 16 años ganando medallas, ¡qué nivel de atleta! Verla ejecutar su magia en piso o en barras es ver magia, su mirada poderosa, fuerte, inmensa hace que todo mi cuerpo vibre.

Ya es una leyenda.

Ambas, Simone y Alexa.

Alexa y Simone son magia y eso no se repite dos veces en la vida.

Es cuánto.