La Unión Ciclista Internacional (UCI) ha compartido recientemente actualizaciones significativas sobre sus esfuerzos para aumentar la seguridad en el ciclismo, destacando una serie de cifras reveladoras y medidas concretas. Con un total de 497 incidentes reportados en el WorldTour, Women’s WorldTour y UCI ProSeries durante 2024, la UCI, en colaboración con el proyecto SafeR, está comprometida a abordar estas preocupaciones y minimizar los riesgos asociados con el deporte.

La base de datos de accidentes de la UCI proporciona una visión detallada de los factores que contribuyen a los accidentes en las carreras. De los 497 incidentes registrados, el 35% fueron causados por fallos de los ciclistas sin una causa aparente. Además, el 13% de los incidentes ocurrió en momentos de tensión, como en subidas o sprints, mientras que el 11% se debió a condiciones peligrosas en las carreteras, incluyendo superficies mojadas y resbaladizas. Otros factores, como la infraestructura vial deficiente y la presencia de vehículos, también contribuyeron a la lista de causas identificadas.

Para fortalecer la seguridad en las carreras, la UCI implementó recientemente un sistema de “tarjetas amarillas” que se introducirá oficialmente a partir del 1 de enero de 2025. Este sistema busca sancionar a ciclistas y miembros del personal que muestren conductas peligrosas, especialmente en finales de sprint. Durante una fase de prueba en 2024, se emitieron 31 tarjetas amarillas en 66 días de carrera, subrayando la necesidad de una regulación más estricta en el comportamiento en las carreras.

A medida que se acercan las nuevas regulaciones, SafeR también ha recomendado cambios en las prácticas de abastecimiento. A partir de 2025, los organizadores deberán establecer zonas de abastecimiento fijas cada 30 o 40 kilómetros, eliminando así la opción de das agua y comida a los corredores en cualquier lugar del recorrido. Este cambio se prevé no solo para aumentar la seguridad, sino también para promover la igualdad entre los equipos.

Además, la UCI está considerando la implementación de otras medidas de seguridad, como el uso de airbags, especificaciones más estrictas sobre el tamaño de los frenos de disco y el ancho de los manubrios, así como la posibilidad de limitar el desarrollo máximo de las bicicletas para reducir las velocidades en carrera.

El compromiso de la UCI con la seguridad en el ciclismo es claro y está respaldado por datos concretos y un plan de acción robusto. A medida que se implementan estas medidas, el objetivo final es crear un entorno más seguro tanto para los ciclistas como para los espectadores, asegurando que el ciclismo siga siendo un deporte emocionante y accesible para todos. Con estas iniciativas, la UCI no solo responde a preocupaciones urgentes, sino que también establece un estándar más alto para la seguridad en el mundo del ciclismo profesional.