Grandiosa fue la presentación de las “sirenas” mexicanas, lideradas por Niura Diosdado y Joana Jiménez en la disciplina de natación artística.
Luego de una larga ausencia de 28 años, de los ya lejanos juegos de Atlanta 96, estás extraordinarias atletas mexicanas mostraron toda su fuerza y creatividad en una disciplina que combina el deporte de más alto rendimiento con tintes de espectáculo.
Más allá del equipo local y la selección china, fue México quién más apoyo suscitó a lo largo de los tres días de competencia, lo cual es una muestra más del enorme impacto que la cultura mexicana tiene en otros países.
Fuera de la polémica entre la selección y las autoridades deportivas, con recriminaciones y acusaciones de falta de apoyo, lo que lograron estas atletas es extraordinario, más allá del resultado: séptimo lugar, superado el octavo alcanzado en Atlanta, diploma olímpico y lo más importante, sientan un precedente.
En el futuro veremos nuevas generaciones de participantes en esta extraordinaria disciplina que habrán presenciado desde sus smartphones o televisiones esta destacada participación, interesándose en esta disciplina, lo cual será algo positivo para el deporte de nuestro país, de eso no me queda duda.
Extraordinarias atletas. Bravo por ellas.