La decisión de Red Bull Racing de prescindir de los servicios de Sergio ‘Checo’ Pérez ha marcado un antes y un después, no solo en el entorno deportivo, sino también en el financiero y comercial. La noticia, anunciada al final de la temporada 2024 de la Fórmula 1, ha dejado claras las tensiones internas de la escudería y pone en evidencia las complejidades que rodean al automovilismo profesional.
El desempeño de Pérez en su cuarta temporada con Red Bull estuvo lejos de las expectativas iniciales. Finalizó en la octava posición del campeonato de pilotos, acumulando 152 puntos, una cifra considerablemente inferior a los 437 logrados por su compañero de equipo, Max Verstappen, quien conquistó su cuarto título consecutivo. Esta diferencia de resultados contribuyó al desencanto de la escudería, que también perdió el campeonato de constructores frente a McLaren y Ferrari.
Más allá de lo deportivo, la desvinculación de Pérez ha desencadenado un impacto financiero significativo para Red Bull. La salida del piloto mexicano implica la pérdida de importantes patrocinadores vinculados a él, entre ellos América Móvil, conglomerado que incluye marcas como Telcel, Claro y Escudería Telmex. Este patrocinio habría representado aproximadamente 15 millones de dólares anuales para la escudería. Con la salida de Pérez, esta relación comercial se desvanece, dejando un vacío que podría ser parcialmente llenado con la especulada llegada de AT&T, aunque los detalles de este nuevo acuerdo aún no se han revelado.
Otro patrocinador clave afectado por la situación es Nestlé, cuya marca KitKat recientemente se convirtió en el chocolate oficial de la Fórmula 1. Ricardo Bassani, vicepresidente del negocio de chocolates de Nestlé México, ha reiterado su apoyo a Pérez, destacando la fuerte sinergia entre la marca y el piloto, lo que abre la posibilidad de que Nestlé continúe respaldándolo en cualquier proyecto futuro dentro o fuera de la Fórmula 1.
A nivel comercial, también se encuentra en riesgo la continuidad de otras alianzas, como la de “Jalisco es México”, que ha apoyado a Pérez debido a su papel como referente del automovilismo latinoamericano. Estas pérdidas ponen de manifiesto cómo la figura de Pérez transcendía lo deportivo, representando un puente valioso hacia mercados clave para la escudería.
En el lugar de Pérez, Red Bull ha decidido apostar por Liam Lawson, un joven piloto neozelandés de 22 años que ha mostrado talento en las categorías inferiores. No obstante, su falta de experiencia en la Fórmula 1 genera dudas sobre su capacidad para enfrentar la presión de un asiento en un equipo de élite. Lawson tendrá la responsabilidad no solo de competir al más alto nivel, sino también de contribuir al objetivo de Red Bull de recuperar la supremacía en el campeonato de constructores.
Mientras tanto, el futuro de ‘Checo’ Pérez es incierto. Su experiencia y palmarés podrían abrirle las puertas a otras escuderías de la Fórmula 1 o incluso a competencias en otras categorías del automovilismo. Lo que queda claro es que su salida de Red Bull no marca el fin de su carrera, sino un nuevo capítulo en la trayectoria de uno de los pilotos más destacados de Latinoamérica.
La decisión de Red Bull refleja las altas exigencias y la naturaleza implacable de la Fórmula 1, donde el rendimiento y los resultados inmediatos predominan sobre cualquier otra consideración. Tanto la escudería como Pérez ahora enfrentan nuevos retos, cada uno buscando rehacer su camino en un deporte tan apasionante como despiadado.