Los Juegos Paralímpicis de París 2024 están cerca de llegar a su fin. Los nombres de los atletas mexicanos deberían ser tendencia; son un ejemplo a seguir para los niños, adolescentes y adultos.

Sus medallas brillaron y tal vez vengan más. Sus corazones palpitaron con fuerza antes de competir y cabalgaron de emoción al haber obtenido un buen resultado; algunos se subieron al podio y otros rompieron su propia marca.

Amalia Pérez, la reina mexicana de los Juegos Paralímpicos… Amalia debería ser tendencia. Debería estar en todos los medios. La atleta mexicana logró su séptima medalla y pocos hablan de ella, casi nadie la menciona…

Con su presea de bronce colgada, Amalia dijo: “Me preparé mucho y me siento orgullosa de ser un referente de las mujeres, del deporte paralímpico, especialmente en mi disciplina del powerlifting. El venir por una medalla más era mi deseo, mi sueño; quería estar en el podio sin importar el color de la medalla; quería hacer historia y lo logré…”

Amalia hizo historia, debe ser y es un orgullo para nosotras las mujeres; y ella no es tendencia…

Deberíamos saber la historia de vida de todos ellos. Agradecer el esfuerzo que hicieron para llegar a París y poner en alto el nombre de nuestro país. Debimos vivir junto con ellos la emoción de competir, de haber logrado estar ahí a pesar de todas las adversidades. ¡Y vaya adversidades!

Pero sus nombres no figuran. Hay que buscarlos en las redes…  Los atletas paralímpicos no se repiten una y otra vez, ni en los noticieros... en ningún lado… ¡Estos deberían gritarse!

No. No sabemos sus nombres ni en qué disciplina compitieron; desconocemos su trayectoria. No hemos valorado su esfuerzo y entrega, hemos sido la mayoría carentes de empatía. Estos atletas son un ejemplo para los niños, para todos los mexicanos, un orgullo.

¿Somos una sociedad en decadencia? ¿Por qué los logros de estos competidores apenas se mencionan?

Pero, ¿qué tal las bajezas de aquellos habitantes de esa nefasta casa? Por todos lados aparecen. En todos los medios están.... Millones aplaudiendo sus bajezas… Pésimo ejemplo para niños y adolescentes; buen pretexto para que muchos se identifiquen y se justifiquen como misóginos, narcisistas. Son seres deplorables que se burlan de enfermedades y discapacidades que fomentan la violencia patrocinada por la televisora y Unilever, entre otros… aunque la empresa ya se retiró porque para ellos son importantes “los valores”. ¿Valores?... ¿Cuáles?

¿Por qué no patrocinó a los atletas paralímpicos que son un emblema de la entrega, del orgullo, del esfuerzo? Porque eso no les reditúa… El dinero es lo que quieren, no el buen ejemplo, ¡los valores les valen madres!

¿En qué nos estamos convirtiendo para que millones de personas vean y disfruten ese contenido que incita a todo tipo de violencia?

¿Por qué el nombre de Amalia, Arnulfo, Juan Pablo, Haidee Viviana, Gloria, Gilda, Luis Mario, Rosa María, Luis Mario, Osiris Aneth, Ángel de Jesús, Juan Diego, Edgar no son repetidos una y otra vez? ¡Deberíamos gritarlos!

El nombre de Arnulfo Castorena debería estar en todos lados. Arnulfo lleva 15 años sin patrocinadores y se ha consolidado como uno de los deportistas más destacados de México en los últimos años, superando todos los obstáculos. ¿Y qué obstáculos! El nadador paralímpico ganó la medalla de 50 metros pecho SB2, sumando un logro más a su impresionante trayectoria.

¡Quince años sin patrocinador!

¿Pero qué tal esa casa? Esa sí tenía sus patrocinadores para promocionar la bajeza del ser humano; la vulgaridad; el abuso emocional, entre más vil, más famoso y más rentable. Mientras ahí se destrozaban y millones festejaban sus vulgaridades, los atletas mexicanos competían…

Cada brazada, cada zancada y salto eran tomados por el fotógrafo invidente de Brasil Joao Maia. ¿Eso no conmueve? Con cada “click”, una imagen tomada con el corazón mientras los atletas competían con el alma…

¿Somos ya acaso incapaces de sentir y buscar lo bueno?

Los atletas paralímpicos deben ser noticia. Hemos de sentir la emoción al verlos sostener la medalla que pende de su cuello. Algunos, los que ganaron el oro, y que vieron con orgullo ascender su bandera mientras escuchaban nuestro bellísimo himno nacional estaban estremecidos… ¿Y nosotros?

Tuvimos que haber recorrido el camino junto con ellos. Mostrarles nuestra más profunda admiración por haber vencido las adversidades de la vida. Debimos haberlos acompañado….

A los atletas paralímpicos son a los que debemos conocer con nombre y apellido, son a los que debemos aplaudir por todo lo que lograron. Tenemos que contagiarnos de su energía, temple, tenacidad, bondad…

¿O acaso ya somos una sociedad en decadencia?