El mundo del ciclismo mexicano se encuentra de luto tras la partida de Enrique Romero, un apasionado periodista que dedicó casi toda su vida a cubrir el deporte más bello del mundo. Enrique falleció el 22 de noviembre a los 80 años, después de enfrentar enfermedades propias de la edad, dejando tras de sí un legado imborrable en el periodismo ciclista.
Conocí a Enrique durante casi 50 años, y siempre lo vi cubriendo eventos de ciclismo de todos los niveles, desde carreras locales hasta campeonatos mundiales y Juegos Olímpicos, incluyendo su participación en el Tour de Francia en varias ocasiones. Su dedicación y amor por el ciclismo eran evidentes en cada palabra que reportaba y en cada historia que compartía.
Tuve el privilegio de convivir con él en diferentes eventos, donde me contaba que a los 16 años empezó a escribir para diarios en el Distrito Federal. Era un verdadero amante del reporteo, siempre refiriéndose al ciclismo como “el deporte más bello del mundo”. Su pasión era contagiosa y su entusiasmo, inspirador.
Recuerdo un incidente en 1977 durante una concentración en el CDOM, cuando un amigo periodista me pidió llevar una cámara fotográfica a Enrique. Por descuido, la dejé olvidada en el autobús. En lugar de enojarse, Romero, con su característico buen humor, solo me dijo: “No te apures, las cosas materiales se recuperan. Lo bueno es que tú llegaste bien a la gran ciudad”. Esa anécdota refleja su naturaleza despreocupada y optimista.
Enrique y su inseparable compañera, Mari Carmen Muñiz, conocida cariñosamente como “la Popis”, fueron el dúo dinámico del ciclismo en México. Siempre los vi juntos, y juntos viajaron por el mundo como embajadores de nuestro deporte. Popis, como reportera gráfica, y Enrique, con su pluma magistral, dejaron huella en cada evento que cubrieron. Nunca supe con certeza cuál era su labor fuera del periodismo, pero tenían un papel importante en la administración del velódromo del parque Calles, donde vivían en los años 70.
Su trayectoria los llevó a recorrer distancias inimaginables, siguiendo pelotones y entrevistando a leyendas del ciclismo como Eddy Merckx, Ole Ritter y Francesco Moser, entre muchos otros. Don Jacinto Benotto y grupos de italianos que impulsaron el desarrollo del ciclismo nacional en su época clásica siempre se apoyaron en las narrativas de Romero, quien no solo documentó el deporte, sino que también ayudó a promover el ciclismo femenino al patrocinar a Popis Muñiz.
Hoy, el ciclismo mexicano llora la pérdida de un gran periodista, un cronista apasionado y un amigo querido. Enrique Romero dejó un legado imborrable que perdurará en la memoria de quienes amamos este deporte. Descanse en paz, querido Enrique. Tu legado seguirá pedaleando en nuestros corazones y en cada carrera que cubriste con tanto amor.