La negociación entre la Liga MX y Apollo Global Management marca un momento crucial para el futbol mexicano. Este acuerdo, valuado en 1,300 millones de dólares a cambio del 10% de las ganancias de la liga y la Selección Mexicana durante 50 años, promete transformar la manera en que se comercializa y organiza el futbol en el país. No obstante, también reabre un debate incómodo: ¿priorizará la Liga MX el crecimiento deportivo o se perpetuará un modelo enfocado únicamente en lo económico?

El proyecto incluye condiciones claras: una auditoría a los 18 clubes para garantizar transparencia financiera, la eliminación de la multipropiedad y la expansión de la liga a 20 o 22 equipos, lo cual implica la desaparición definitiva del ascenso y descenso. Sobre el papel, la iniciativa busca modernizar el futbol mexicano, centralizar los derechos de transmisión y posicionar la Liga MX en mercados clave como el estadounidense, donde el interés por el futbol latino sigue creciendo.

Sin embargo, este modelo enfrenta serios cuestionamientos. En primer lugar, la eliminación del ascenso y descenso refuerza un sistema cerrado que castiga a los equipos pequeños y fomenta la mediocridad deportiva. Aunque se justifica como una medida para estabilizar las finanzas de los clubes, lo cierto es que despoja al torneo de una de sus principales características competitivas. Además, la centralización de los derechos audiovisuales podría ser un paso positivo, pero también representa un desafío para equipos como Tigres y Monterrey, que ya cuentan con contratos lucrativos y no ven en el fondo de inversión una necesidad inmediata.

Otro punto crítico es la duración del acuerdo: 50 años es un plazo excesivo que compromete generaciones de aficionados y jugadores al control de un ente externo. Si bien Apollo promete inyectar capital para infraestructura y proyectos de desarrollo, la falta de detalles sobre cómo se distribuirán los recursos genera incertidumbre. ¿Se beneficiarán por igual los clubes pequeños? ¿O este modelo consolidará las brechas existentes entre los equipos grandes y el resto?

La comparación con la MLS es inevitable. La liga estadounidense ha logrado éxito comercial gracias a su estructura centralizada y un enfoque claro en el crecimiento de su marca global. Sin embargo, el futbol mexicano tiene una identidad distinta, arraigada en su sistema competitivo y su conexión con las comunidades locales. Adoptar el modelo de la MLS sin considerar estas particularidades podría alienar a los aficionados y reducir el atractivo deportivo de la Liga MX.

El futbol mexicano está en una encrucijada. Por un lado, la inversión de Apollo representa una oportunidad única para profesionalizar su estructura y competir en un escenario global. Por otro, existe el riesgo de que esta sea una solución a corto plazo que profundice los problemas estructurales del futbol nacional. Más que nunca, la Liga MX debe equilibrar las ambiciones económicas con un compromiso real hacia el desarrollo deportivo. De lo contrario, el costo de este crecimiento podría ser demasiado alto.