Hace ya años, el estadio ‘Nemesio Diez’, casa del Club deportivo Toluca,  o también conocida cómo ‘La bombonera’ solía ser una buena sede alterna para la Selección Mexicana, tan es así que para el Mundial de 1970, celebrado en nuestro país las llaves se diseñaron para, de clasificar en primer lugar de grupo, lo cual ocurrió, el Tri jugará ahí su partido de segunda ronda, lo que tristemente se convirtió de un halagador marcador a favor de uno a cero en una paliza por uno a cuatro, despidiéndose así México, el país de casa.

En los años de la década de los 80, luego ya de la otra copa del mundo en México (1986) y con la finalidad (malograda por un castigo draconiano de la FIFA, con la consecuencia de quedar fuera del Mundial de Italia 1990), México jugó ahí, en Toluca, la primera fase eliminatoria, lo que, siendo honestos, me parecía un exceso, ya que se obligaba ahí a jugar a selecciones de pequeñitos países insulares del Caribe, como Bahamas y Las Bermudas, a casi tres mil metros de altura, con resultados de escándalo (recuerdo muy bien un 13 a 0, por ejemplo).

Hoy, con un estadio en la capital mexiquense completamente remodelado y ampliado, y con la casa de la Selección Mexicana (Estadio Azteca) en remodelacion con miras a recibir México su tercera copa del mundo en 2026, se ha tomado la decisión de que el Tri juegue ahí de local, pero ahora, el que esto escribe (y seguro no pocos comunicadores y/o aficionados más) ve cómo una medida indispensable el hecho de tener a Toluca como casa futbolística, y esto por la gravísima crisis por la que atraviesa el futbol mexicano, dado una serie de decisiones absurdas e incluso suicidas que se han tomado de parte de los altos directivos.

México tiene que hacer valer su localía a cualquier costo, ya hay un puñado de futbolistas naturalizados mexicanos, bien, pero no es suficiente, se debe también sacar el mayor provecho de esos casi tres mil metros de altitud sobre el nivel del mar, y no es una táctica que se salga de reglamento ninguno, Bolivia siempre lo ha hecho a prácticamente cuatro mil metros de altura en la Ciudad de La Paz, y ahora jugando en la Ciudad de El Salto, aumentando la altitud aún más, dónde se han podido ver a jugadores rivales auxiliarse con oxígeno suplementario.

Sí, quizás no sea un ideal de deportivismo, pero está permitido y eso sumado al nuevo aforo de ese estadio y a la cercanía del graderío con la cancha, es seguro que será de utilidad para, por ejemplo, por fin llevarse el trofeo regional llamado NATIONS LEAGUE; no podemos llegar a un mundial de anfitriones con una Selección Nacional mexicana sumida en un bajón anímico, consecuencia natural de no obtener la mayor cantidad de resultados favorables posible.